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Mamá Ladilla: Reir y pensar

23 Dic

Mamá Ladilla cumple con aquella canción de Reincidentes que dice lo de “buscarle las vueltas al lenguaje”. El trío encabezado por Juan Abarca domina ese estilo tan particular (“punk rock progresivo y zafio”) creado a partir de tres características:

– Técnica musical magistral (Abarca es licenciado en guitarra clásica).
– Letras barrocas y figuras literarias a las que estamos poco acostumbrados.
– Una poca vergüenza y un sentido crítico impreso en cada canción que ponen la guinda al pastel, amén de un cariño especial por lo escatológico.

La noche del 13 de diciembre Mamá Ladilla ofreció un menú que sorprendió al ojo experto.
Entramos a las 22.25 sin que hubiera mucha gente presente, como unas cincuenta personas. A lo largo de la jornada irían llegando más. Los artistas entraron a las 22.34 y nos sorprendió que traían bajista nuevo. Se trata de Sergio González, del grupo Wild. Aunque no lo conocía, me cayó bien desde que probó el bajo con la Canción de Saria del videojuego The Legend of Zelda.

Tras agarrar la guitarra, Juan Abarca saluda al público lacónicamente con “¡a la paz de Dios!” y comienza con un balbuceo absurdo. Sigue con algo más rockero, Letras Guarras, del disco “Naces, Creces, Te Jodes y Mueres”. Una canción cuya letra sirve para abrir la sesión y con cambios de ritmo que provocó el primer pogo importante de la noche. Anticipamos que no fue el único.

Por la poca gente dice «¿Dónde se ha metido el resto? ¡Que paso lista!». Una chica del público contestó “¡la crisis, la crisis!”. Qué lástima. A continuación sacaron uno de los temas más simpáticos del disco “Jamón Beibe”, Janfri Güey. Un contundente pogo y el alegre cántico de la masa acompañaron la canción, y ya no paró porque engancharon con la siguiente canción: La Polla de mi Jefe. Un tema que todos se saben de memoria.

La histeria colectiva llegó con Surfin Papa, un tema por todos conocido y que tradicionalmente abría cada concierto de Mamá Ladilla. El público estalló en alaridos sobre imaginarse a Su Santidad el Papa en chándal. Algo digno de ver, oiga. Siguiendo con el tema del cristianismo, rescataron el tema Yo Prefiero a Baco, una crítica muy gráfica y esperpéntica. Puro punk rock rápido y rítmico.

Cambiando de tercio, sonó Defectuoso, que hizo que todos cantaran el estribillo a modo de balada. Le siguió ¡Hey tripi! y, tras un irónico “ahora una balada”, Ven.

Un buen riff de guitarra y genial toque de bajo precedieron a Atente a tu Tonta Tarea, que contó con la participación del público. Directamente pasan a un potente guitarreo sazonado con las palabras «zulú», “másai” y otra tanda de vocables inconexos, para retomar la aliteración con Flípalo.

La novedad llegó con “Camas de Hotel”, una canción inédita que escuchábamos por primera vez. Justo después, sonó Cumpleaños feliz, donde Sergio el bajista se lució.

La tanda, podríamos llamar, “del pesimismo” continuó con otras canciones como Obcequeitor (“a la mierda todos los que no son yo”) y un tema desconocido, muy rockero. Esta canción dedicaba una agria y encolerizada crítica a los banqueros y valoraba con humanidad a los afectados por las preferentes. Conectó perfectamente con la sensibilidad del público hacia este tema e inspiró un fuerte aplauso que destilaba rabia.

Otro grupo de canciones tenía que ver, según Juan, con la muerte. El público rugió cuando tocaron una de las canciones más míticas de la banda y que por lo que sea no suelen tocar en directo: Naces, Creces, Te Jodes y Mueres. Un clásico automático sobre lo absurdo de la vida. “Abundando en el tema” fue la frase con la que Abarca introdujo Absolutamente Nada, una canción que trata el tema de la muerte desde una perspectiva puramente materialista: no hay que preocuparse por ella porque después no hay, efectivamente, “absolutamente nada”. Cada nuevo concierto de Mamá Ladilla sigue sorprendiéndome al ver a tanta gente cantando
alegremente el estribillo de esta canción: “¡Vamos a cascarla, ye ye ye ye!”. Dan ganas de morirse, vaya.

Las siguientes canciones son cada cual una amarga crítica a la sociedad, probablemente donde Abarca despliega sus versos más afilados: Me Avergüenzo es una andanada contra todo evento social y político de la actualidad, apuntando incluso al mismo individuo. Tiene además, como el buen rock, combinar una música cañera con letras que invitan a la reflexión. Otra Subnormalidad (“ha sido votada… por los diputados y las diputadas…”) es una ¿balada? dedicada a nuestros amados representantes políticos y los resortes del Estado.

Volviendo a los temas más absurdos, sonaron Cosas que Joden y Aparta Papá. El rápido y facilón estribillo de la segunda canción desató el caos más absoluto.

El momento participativo de la noche llegó con Sucedió en Beckelar. Una canción que no puede faltar en cada concierto de Mamá Ladilla, seguido de otro imprescindible: Mi Nave Mix, un popurrí de pequeños temas que hicieron enloquecer a todo el mundo. El segundo momento participativo( casi hubiera dado igual que el vocalista se callase, el público lo hizo todo) vino con Pobre Principito.

Primavera, la canción sobre tetas y culos, sirvió para que Sergio el bajista se pegase un show bueno a la mitad. A continuación, todos empezamos a recitar latinajos al son de Cunnilingus Post Mortem. Con lo difícil que es memorizar las declinaciones, es flipante que todos nos sepamos este tema.

La banda para y se despiden porque nos veremos pronto, «en un minuto, en los bises».

Cumpliendo su promesa, rápidamente retomaron los instrumentos para entonar Hijo Puta. La única forma de describir esta canción es como el insulto supremo.

En la recta final, Abarca grita: “Manolo Escobar ha muerto. Ohhh… 😦 Chanquete también. ¡¡BIEEEN! :D”

Los que conocen a este grupo saben que suele acabar con la canción Chanquete Ha Muerto, pero en esta ocasión todavía quedaba espacio para otro bocado: Parece que terminan con la marcha fúnebre y meten Ataca, la canción más trallera de toda la noche.

Finalmente, tras tañer la canción de Heidi volvieron a como empezaron, con ese esperpéntico balbuceo.

Como decíamos al principio el inimitable trío de ases no ofreció lo de siempre, sino que, a nuestro juicio, tiraron más de los temas provocativos y satíricos que del humor absurdo. Mientras que en otros espectáculos usaban sus temas más hilarantes, parece que el día 13 apostaron por invitar a la reflexión. Esto es solo una opinión, pero tal y como está el mundo no sería raro.

En definitiva, Mamá Ladilla no defraudó y nos garantizó un buen rato lleno de humor, crítica y punkarreo del bueno. Nos vemos a la próxima.

por @Manu_Corleone

LOS GANDULES: CUANDO LO DE MENOS ES LA MÚSICA

17 Dic

Hola a todos, ya os traemos calentita la crónica del concierto de Los Gandules en la Sala Luxuria (antigua Sala Malandar) el día 29 de noviembre. Perdón por la tardanza, pero como sabéis Rockupo es una asociación universitaria y estamos en plena época de exámenes.

Sabido es que Los Gandules son una banda atípica. Solo tienen dos miembros, ambos tocan la guitarra y su puesta en escena es de lo más peculiar: en calzoncillos, batín de estar por casa y pantuflas roñosas. Ah, y tocan sentados en un sofá. Sabiendo ésto, parece claro que en esta noche había que estar preparado para cualquier cosa.

Entramos a las 21.43 y había poca gente. La típica costumbre de abrir puertas tarde (estaba anunciada la apertura a las 21.30) ya ni nos sorprende. La poca afluencia de público hizo que acondicionaran la sala con mesas altas para dejar la copa. Mientras hacíamos lo propio -donde fueres, haz lo que vieres- los artistas daban cuenta de su propia cerveza por la sala. A las 22:36 aparecieron bajo la apariencia del grupo (¿auto?) telonero Die Scaphandra. Para que os hagáis una idea, iban vestidos con una bolsa de basura, gafas de bucear y guantes de fregar. Este aspecto marciano casaba perfectamente con la música de Encuentros en la Tercera Fase, que el técnico pinchó. Con una música indescriptible comenzaron a bailar de forma inconexa y sórdida, agitando los brazos y “cantando” palabras aleatorias continuamente. Cada pocos segundos paraban la música y pinchaban un sampler con la canción del anuncio de la Lotería de Navidad de este año (sí, el que da tanto miedo).

Salen del escenario para cambiarse y entra su compañera Susan Vaga a cantar una simpática tonadilla llamada “Festival de Canes” (Tres Perretes), todo ello con un gorro de leopardo. El público participa con palmas. Al terminar la canción, sale del escenario y entran los inimitables Gandules con sus batas, en calzoncillos y con una cerveza cada uno.

Como decíamos en el título, gran parte del show de Los Gandules no lo hace la música, sino los comentarios que hacen durante el concierto. Hablando de la intro se fijan en las pantallas que por la Sala Luxuria muestran en bucle los espectáculos que hay o va a haber. Además de salir ellos, aparecieron grupos de la agenda de Malandar como Triángulo de Amor Bizarro, La Catedral Sumergida o… Depedro. El cartel de Depedro mostraba al -suponemos- artista mirando de forma taciturna a cámara. Todo muy sutil y postmoderno. Así que se cebaron con el pobre Depedro durante toda la noche.

Siguiendo con la charleta, ven la poca afluencia de público pero se dan por satisfechos. Al parecer la primera vez que vinieron a Sevilla tocaron para nada más y nada menos que trece personas. Después de darle un repaso a cada grupo que salía en la pantalla (aunque Depedro siempre será el favorito), cogieron las guitarras y tocaron «Canas a Punta Cana». Todo un himno dedicado al actor de la expresión inmutable y pelo plateado. Sí, hablamos de Richard Gere. Cabe decir que el sonido impecable, como nos tienen acostumbrados los técnicos de Malandar (perdón, Luxuria), pero la voz de los artistas… en fin, son Los Gandules. En medio de la canción paran de cantar para hablar del Planeta de los Simios. Deciden que en lugar de Richard Gere deberían hablar de Charlton Heston. Lo mismo con 2001 Odisea en el Espacio. Tras un par de pullas a Melendi y Depedro hacen participar al público.

Dada la decadente puesta en escena -aunque es de esperar que quienes asistan a su espectáculo sepan a lo que van- soltaron la frase de la noche: «ya perdonaréis tener que pagar por vernos borrachos». Dicho ésto, tocan «remedios de la abuela» y «Cosas que hacer en Islandia». La primera canción toma la música de la canción “Felicità”, de Albano y Romina Power para enumerar una larga lista de todo lo que es “medicinal”. Cuando pronuncian “¡dar a los Gandules un millón de euros es medicinal!” nos hicieron gritar como verracos. El resto de la noche sería igual cada vez que se mencionaban a sí mismos. En la segunda, para mí una de las más hilarantes, el dúo aragonés se pregunta repetidamente qué estará haciendo la cantante Björk. En esta ocasión improvisaron una pequeña adaptación:

 ¿Qué estará haciendo Björk?

Estará aprendiendo a nadar a braza

O colgando unos cd’s DE DEPEDRO en la terraza.

Mejor no lo cuento, lo muestro:

A raíz de un comentario de la canción (“dejándose el pelo largo por detrás en plan canorro”) empiezan a hablaban del peinado de los navarros. Sí, de la gente originaria de Navarra. El caso es que había alguien con el pelo así entre el público, lo que hizo que divagaran filosóficamente:

-En el mundo de las ideas de Platón eres “Lo Navarro”.

-Eres lo navarro en Acto.

Cambiando de tercio, anuncian una parte más íntima, más lenta. Meten el sampler de las obras públicas para cantar su canción faovrita: «La tuneladora». Puro sentimiento mientras describen como se hace un pasaje subterráneo.

Introducen la siguiente canción hablando de que vienen “de Zaragoza, cuna del flamenco.” Claro, en Sevilla no estamos acostumbrados a eso. Ellos reivindican esas bulerías sobre el Ebro, que les mete el flamenco en la sangre. Aquí en Sevilla producimos esas maravillosas jotas sobre el Guadalquivir. Empiezan a palmear y tocar «flamenco» que según ellos les sirve en Valladolid. Todo este numerito es para tocar «En el Nombre de la Pera” (La Pera Conferencia). Todo arte y salero miarma. «A mi los que me gustan son los Siempre Así. En mi boda no faltarán».

Para abundar en esa labor improvisadora, sacan un papel y empiezan a leer canciones inacabadas. Tocando la música de “Soy Minero” -un clasicazo- cantaron “¡Soy mi nuero! Y no sé qué parentesco tengo conmigo…». Continúan con “La Respuesta Es Darle al Rewind”, “Y yo caí…” y “Dejà Vu”. El dolor -real- de mandíbula de tanto reir no cesó mientras cantaban «¡Indie-pop! Yo toco en un grupo, ¡un grupo indie pop! Nos ponen mucho en radio3…»

Con la melodía de Here Comes the Sun (The Beatles) cantaron una melodía que me emocionó especialmente: «el Bitter Kas… ay madre ¡qué amargo!… Es rojo, parece que va a ser de fresa…» La siguiente tonadilla decía -con la música de El Cadillac Solitario- “Siempre preferí a M.A… de los componentes del Equipo A…” y poca más letra tenía (“aún está por desarrollar”).

A continuación entonaron una preciosa balada que narra un profundo drama social que atañe a nuestra civilización occidental: ese trágico momento en el que llegas a casa de un amigo para recogerle después de cenar y su madre no para de sacar aperitivos para que cenes. “De repente, una recena”.

La música de “Apeles el Cura de la Tele” sirve para «la Nasa». Entre medio paran y empiezan a hablar de Rastreator. Sí, del perro vestido de Sherlock Holmes. Resulta que hay uno que trabaja en esa empresa de seguros. Los Gandules ponen cara de haber visto al mismísimo Chiquito de la Calzada y  dicen que quieren hacerse una foto con él. A mitad de la charla caen en que igual podrían seguir la conversación después del concierto, que deberían seguir tocando. Un detalle.

Las siguientes canciones son algunos de los hits más clásicos de los bilbilitanos (para los de la LOGSE, gentilicio de Calatayud): son «Obstetricia en Bucarest». Ver a todo el público hacer la coreografía mientras gritan/cantan “¡ginecólogo rumano!” es pluscuamsublime. Con el mismo “bailecito” -mover las manos y señalar a un lado- cantamos “Paté de Pato”. Un imprescindible.

Para introducir la siguiente canción, comenzaron una disertación sobre el AVE. Dicen que este tren de alta velocidad funciona porque hay un muelle en Sevilla y otro en Huesca y va rebotando. Toda una conspiración: “He destapado el tarro de los muelles”. Esta historia sirve de hall de entrada para «Cleptocuprómano de Guante Blanco». Sin duda el momento más intimista y profundo de la velada. Una dramática performance acerca de un ladrón de cobre. A mitad de canción se oculta tras el sofá como el ladrón de cobre sobre el que habla. Eso sí que no lo hemos visto nunca.

Tras cantar «Cuidame el gato», sube Susan. Montan entre ellos una pequeña bronca porque Santiago (el más alto) está tocando bien. Menuda desfachatez. A continuación interpretaron “Década Apestosa”, un popurrí con temas sobre jerseys, ciclistas, dolor de lumbar, el bingo, libros de rol, la tuna, Mao Tse Tung…

Este embriagador mix dio paso a la última canción del show: “Ese Loco Material”. Un animado himno dedicado al poliestileno espandido (poliespán para los amigos). El público rió y acompañó la canción con palmas hasta el final.

Hasta aquí la crónica. Si no hemos sido lo suficientemente ilustrativos, os dejamos un regalito: hemos encontrado el canal de Youtube de alguien que estuvo en el concierto y lo ha subido a internet. Agradecemos a este amable desconocido su aportación a la sociedad mundial. Que lo disfrutéis:

https://www.youtube.com/user/elmofetaelias/videos

por @Manu_Corleone

Concierto Mama Ladilla en Sevilla

10 Dic

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Mamá Ladilla dará un concierto este viernes día 13 de Diciembre en la Sala Luxury (Antigua Malandar) por sólo 10€ anticipada o 12€ en taquilla. Sin duda alguna un precio muy económico para poder disfrutar del directo de este grupazo.
En RockUPO no lo dudamos y estaremos presentes y os prometemos crónica del concierto

Los Gandules vuelven a Sevilla

27 Nov

Los Gandules: Viernes 29 de noviembre (Sala Luxury 8-10€)

Los que fueron los teloneros de los Mojinos Escozios y que ofrecieron un maravilloso y nada tradicional espectáculo acompañados de un sofá han decidido volver a la capital andaluza presentando disco:Mañanas de petanca. Atrás quedó el ser teloneros de nadie por lo que podremos disfrutar de su show tal y como se merecen.
Sin duda alguna estamos ansiosos de escuchar sus particulares versiones de grandes canciones de la historia una vez más

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