UNA NOCHE MEMORABLE
Y UN SHOW COMPLETÍSIMO
COMO LEGADO DE LOS JUGLARES A SEVILLA
Por Manu Rodríguez
Miembro de Rockupo
Menudo conciertazo dejaron los Saurom en Sevilla. Sabiendo de lo que son capaces por los anteriores encuentros de la asociación Rockupo con los gaditanos (aun estaba fresco el genial espectáculo de Chiclana), la expectación era alta. Semanas antes ya había movimiento en Rockupo para preparar este concierto y vaya si el resultado mereció la pena. Dos horas y media sin parar y en un ambiente cercano que encantó.
Con 35 minutos de retraso abrió puertas la Sala Fanatic (ex Zeppelin y ex Micro Libre), lo que causó movimiento en la cola de entrada. Se habían podido oir algunos temas de la prueba de sonido desde el exterior y había ganas de empezar.
A las 22.02 y con aproximadamente tres cuartas partes de la sala llena, aparecieron los protagonistas de la noche, cruzando la famosa pasarela de la Sala Fanatic para bajar hasta el escenario, donde, agarrados los instrumentos, comenzaron a tocar los primeros acordes de Nostradamus. Uno de los grandes temazos de la banda, traído del disco Legado de Juglares fue un estupendo inicio y nos permitió comprobar que el sonido era excepcional y no haría sino mejorar. Un gran trabajo de ecualización que se merece nuestra felicitación para los técninos.
Seguidamente continuamos con otro tema con mucha tralla: Irae Dei, de su anterior album Maryam. Cabe decir que costó calentar a parte del público -quizás fuera por la excesiva luz de la sala-, cuestión solucionada con La Leyenda de Gambrinus. Este tema se ha convertido en uno de los más conocidos de su último disco, en gran parte por ser tan animado y por el divertido videoclip que ya acumula más de 100.000 visitas en Youtube. Tras cantar y corear con Gambrinus, el público comenzó a bailar con el alegre ritmo folky de La Ley de las Hadas, una canción que los veteranos reconocieron bien por ser de su primer disco. La flauta de Narci Lara, otro de los protagonistas de la noche, fue sublime.
Concluído el cuarto tema, la banda se presentó y Miguel -“Migue”- Franco saludó al público. Contó cómo habiendo recibido la oferta de tocar en Australia habían decidido mandar “a tomar viento” (sic) a los australianos. Dicho ésto, al sonar la gaita de Narci viejos y jóvenes comenzaron a bailar al son de La Batalla de los Cueros de Vino. Como locos. Quijotescos.
El auditorio agradeció tanto este precioso tema que dedicó a los artistas el clásico “esto es Sevilla y aquí hay que mamar”. La banda, como respuesta, lo dio todo al tocar Dioses Eternos, su particular homenaje a Barón Rojo. Finalizado esta canción, el pueblo pedía chiste, algo que no ocurrió. Sin embargo obtuvo como respuesta, que no es poca cosa, La Noche de Halloween, sin duda el tema más cantado y bailado de la noche. De principio a fin todo fueron palmas y coros.
La gente encantada y animada por un tema tan alegre recibió con gusto El Laberinto de los Secretos, basado en el poema “Lucha” de Fernando Villaespesa. Un tema cañero que fue cantado con rabia, que es lo que este himno merece, y que hizo un espectáculo con la melena de José Gallardo (bajista).
Tras este tema, el violín y la contundente batería de El Saltimbanqui propiciaron un improvisado pogo. El pertinente aplauso fue acompañado de coreos por parte del público, que gritaba “¡Saaaaurom! ¡Saaaaurom!”. Esta ovación fue contestada por Migue con un hermoso y muy humilde “Saurom no vale un duro sin ustedes ahí, pisha”. Da gusto contar con artistas que no se vuelven imbéciles por estar subidos en un escenario. Nuestro agradecimiento a los Saurom por no perder el norte y tener en cuenta a los fans.
Pasado este emotivo momento, llegó el turno de Vida, el tema que da nombre al último disco. Una canción pegadiza que consiguió su efecto y la participación del auditorio fue masiva. A su fin, la banda repasó la procedencia del público y comprobamos que además de fans de Sevilla y provincia habían llegado amigos incluso desde Huelva y Málaga. Si es que cuando disfrutas con algo, todo esfuerzo es poco.
Para descansar disfrutamos de unos momentos nostálgicos con El Hada y la Luna. La primera balada de la noche nos permitió coger aliento para la siguiente canción, que adivinamos al decir Migue: “bueno, a ver si hacemos algo para CAMBIAR EL MUNDO. A ver quién canta más fuerte, ustedes o yo”. Todos, pequeños y grandes, comenzamos a corear el que se convertirá sin duda -si no lo es ya- en uno de los himnos del moderno rock en español: Cambia el Mundo. Este temazo, cuyo videoclip grabado en Sierra Nevada ha sido un fenómeno viral, fue de los más cantados y disfrutados por todos. El buen rollo de cada verso fue paladeado tanto por artistas como por público.
Este apoteósico momento de la noche dio paso casi sin descanso al disparo inicial de Aquel Paseo Sin Retorno, uno de los mejores temas de Maryam. Mención especial para los efectos de ambiente conseguidos a la niebla artificial en comunión con la luz roja y que tan bien le fueron a esta canción.
Aquel Paseo Sin Retorno es un tema pasional, emotivo, en el que todos estuvieron espectaculares, pero resaltaremos el trabajo de Migue como vocalista, que se desgañitó para imprimir el dolor que se pretende transmitir.
Apenas se nos dieron unos segundos de descanso cuando sonó el sampler de una tormenta con campanas de iglesia a lo lejos, seguido de los acordes de la guitarra de Narci, que nos hicieron prepararnos para uno de los momentos cumbre de la noche: había llegado El Monte de las Ánimas. El tema dedicado a la leyenda de Bécquer (y que a la sazón representa a Sevilla en “Once Romances desde Al-Andalus”) fue coreado de principio a fin y sus riff seguidos casi en trance.
De un ambiente oscuro pasamos a otro completamente distinto con Íntimos Recuerdos, de su último trabajo, seguido de La Musa y el Espíritu, tema que se sabía perfectamente todo el público y en el que la participación del auditorio fue masiva.
A continuación asistimos a un experimento que se convirtió sin dudas en uno de los momentos más memorables del espectáculo. Salieron casi todos del escenario, excepto Migue. Éste sacó una guitarra acústica y tras un amago de tocar una sevillana, explicó que hacía casi veinte años que empezó a tocar. En este emotivo discurso habló de la gente que le apoyaba y nos agradeció estar allí esa noche, para proceder a tocar un tema “del panaero del metal”.
No era otro que El Príncipe. Una canción contra el maltrato que comienza suave, en la que el personaje se va emocionando, y finalmente canta con violencia. Además de la cantidad de registros vocales que es capaz de utilizar Migue, debemos señalar que la interpretación del personaje fue fantástica. Mantener él solo al público embelesado con una guitarra, su voz y sus expresiones faciales no es nada fácil. Pero lo hizo. El público rompió en aplausos. Y cuando volvieron al escenario, sus compañeros también le dedicaron un sincero aplauso.
https://www.youtube.com/watch?v=zjTtdf9mLKs
Este íntimo momento continuó con más baladas, como La Poetisa (dedicada a Alba Izquierdo Alonso, que no pudo estar presente) y El Romance de la Luna, Luna, inspirado en el Romancero Gitano del inmortal Federico García Lorca.
Pese a que el ritmo había descendido notablemente con tres baladas seguidas, el público respondió de manera emotiva. Quizás algo tendría que ver la cantidad de parejitas que perlaban el gallinero… y que dos días antes había sido San Valentín. Migue comentó que era la primera vez que colocaban un grupo de canciones tranquilas en un setlist y se alegró de esta respuesta, aunque observó que “os aplatanáis tela”.
Para volver progresivamente a temas más tralleros continuamos con Mírame, de Vida. Posteriormente, nos sorprendieron en el momento en el que Migue agarró el violín, Narci se incorporó a la flauta y de esta guisa interpretaron Acertijos en las Tinieblas, el tema dedicado a Gollum. El largo riff de esta canción provocó algunas muestras de “air guitar” entre los asistentes.
Terminamos este cuarto bloque de canciones con Ángeles, del último disco, y El Arquero del Rey, del primero. El público, ya animado con la primera, se volvió loquísimo con la segunda, en especial con el guitarreo que puso varias melenas al viento.
A continuación asistimos a algo poco común: el sorteo de un pase VIP doble para el Festival Leyendas del Rock, que patrocina la gira VIDA.
La última tanda de canciones fueron varios clásicos fiesteros: La Posada del Pony Pisador, Dracum Nocte e Historias del Juglar II, tres temas que animaron el cotarro y que la gente bailó como si no hubiera un mañana
A continuación, tras una breve pausa, aparecieron todos vestidos con mallas, sombreros de cowboy, chupas, gafas de sol… Saurom había dejado paso a los inimitables Dragon Lamderth. El momento de cachondeo fue enorme, con Santi que saltó de los teclados al micrófono para cantar Rock in the Night y el resto haciendo el ganso.
Finalmente, nuestros amigos cerraron su show con dos temas eminentemente festivos: Fiesta y La Taberna. Un estupendo final para acabar con una sonrisa en la boca. En resumen, este conjunto de artistazos nos demostraron que pueden con todo y, sin embargo, no pierden de vista a su público. En su despedida nos dijeron que nos quedáramos y se tomarían algo con nosotros. Algo que, hasta ahora y tras docenas de conciertos, un servidor jamás había visto.
En conclusión, una noche memorable, en un ambiente festivo y de cercanía que a todos nos encantó. Deseamos mucha suerte a Saurom en el resto de su gira y les auguramos muchos éxitos, por España y América. Si siguen por esta senda, a este grupo de juglares les queda muchos caminos por recorrer y bosques por los que triscar.
Enhorabuena por todo y gracias por esos momentos juntos. De seguro nos volveremos a ver.
@Manu_Corleone
Etiquetas: Crónicas, Tablón de anuncios
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